Quito/200años
El Ecuador guarda en cada rincón del país miles de historias por contar y cientos de anécdotas que revelan la verdadera identidad de un nativo tricolor, especialmente en Quito donde las costumbres y las tradiciones se viven como si nunca hubiese pasado el tiempo. La capital recoge en sus doscientos años de vida los mejores recuerdos escritos desde la época colonial, las anécdotas más profundas y sentidas que se construyeron con magia y pasión en las calles empedradas y en las edificaciones antiguas rodeadas por iglesias y museos que hoy son más espectaculares que nunca antes.
Desde el norte hasta el sur de la capital, en cada parroquia, en cada barrio y en cada calle hay algo que admirar, conocer, probar y hasta jugar. No por nada se lo llama a Quito “Luz de América”, con mucha razón es denominado “
En pomasqui, parroquia ubicada al norte de la capital, vía a la mitad del mundo se revive cada fin de semana el recuerdo y las raíces que abuelitos, bisabuelos y hasta tatarabuelos dejaron allí sembradas. Se habla de juegos tradicionales como la pelota nacional y los cocos y una que otra golosina que no puede faltar en aquellas tardes. Los pristiños, el tostadito y las colaciones.
El parque tradicional de Pomasqui es el punto de encuentro. Aquí se reúnen los días sábados y domingos entre 25 y 40 personas. Unos para jugar la pelota, otros para distraerse en los cocos y otros simplemente van de espectadores.
Esta parroquia es reconocida en el país justo por la pelota nacional, pues este año se coronaron el campeonato número 15 de manera consecutiva en este deporte tradicional.
Actualmente el Señor Julio Cárdenas (60) es el presidente y representante de este deporte. Cuenta con orgullo que su padre le enseño a jugar desde que el tuvo ocho años y entre risas bromea que este es un deporte solo para varones fuertes, pues se juega con una tabla muy similar a una raqueta pero con pupos de caucho que pesa entre 8 y
La pelota se juega entre 12 personas,
Mientras juegan la pelota se puede ver otro grupo de señores adultos jugando cocos. Trazan un círculo grande en la tierra y ubican en el de
En la misma cuadra que se encuentra ubicado el estadio, justo en la esquina esta Doña Mercedes con una paila grandecita y el aceite hirviendo para freír los pristiños. Lleva ocho años en la misma esquina y vende todos los fines de semana entre 120 y 150 pristiños toda la tarde. Los vende a 15 centavos por unidades o sino de
Así como Doña Meche hay otras señoras que se ubican en el interior del estadio para vender tostado y las tradicionales golosinas. Nunca se quedan con el alimento. Los deportistas y los espectadores presentes lo consumen todo.
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